La tabla del 1
Primero que nada, les cuento que debo ser una de las pocas personas que en su vida obtuvo una nota roja (1,5 para ser más precisos) en la prueba de la tabla del 1... por lo mismo, cada vez que alguien me dice que algo es "más fácil que la tabla del uno", tirito.
El problema es que mi tiritón no es producto único y exclusivo de mi trauma infantil, sino también del descuido con que ciertas personas pregonan la simpleza de hacer ciertas cosas que a otros les resulta difícil, sin ningun respeto, consideración ni conciencia hacia el hecho indiscutible de que somos todos diferentes y nuestras habilidades/capacidades personales apuntan hacia cosas distintas. Por ejemplo, para mí escribir de manera clara y con buena ortografía no es ningún esfuerzo, pero si me pasan la cuenta en un restorán para que yo vea quién paga qué, se produce una hecatombe. Y sí: sé sumar, pero en temas de plata me pasan siempre gato por liebre.
No digo con esto que una persona no pueda ni deba reconocer sus propias habilidades ni sentirse orgullosa de ellas. A lo que apunto es a que una cosa es la conciencia y otra muy distinta es la soberbia. Decirle a alguien, "¿pero cómo no sabes hacer esto, si es tan fácil???" con tono de incredulidad y sorna es de muy mal gusto, poco educado y -digámoslo claramente- patético. Una persona medianamente inteligente -y no me refiero a inteligencia académica- no necesita apabullar al resto para sentirse importante; por el contrario, si ve que a alguien le cuesta hacer algo que para ella es sencillo, ofrece ayuda y de buena manera, sin por eso creerse dueña de la verdad ni terminar con complejo de superioridad. Y si no quiere ayudar, se calla. Habemos personas a quienes la tabla del 1 nos trajo pesadillas.
Mi tabla del 1 perpetua es la cocina. Soy un desastre y con suerte hago un arroz comestible.
El problema es que mi tiritón no es producto único y exclusivo de mi trauma infantil, sino también del descuido con que ciertas personas pregonan la simpleza de hacer ciertas cosas que a otros les resulta difícil, sin ningun respeto, consideración ni conciencia hacia el hecho indiscutible de que somos todos diferentes y nuestras habilidades/capacidades personales apuntan hacia cosas distintas. Por ejemplo, para mí escribir de manera clara y con buena ortografía no es ningún esfuerzo, pero si me pasan la cuenta en un restorán para que yo vea quién paga qué, se produce una hecatombe. Y sí: sé sumar, pero en temas de plata me pasan siempre gato por liebre.
No digo con esto que una persona no pueda ni deba reconocer sus propias habilidades ni sentirse orgullosa de ellas. A lo que apunto es a que una cosa es la conciencia y otra muy distinta es la soberbia. Decirle a alguien, "¿pero cómo no sabes hacer esto, si es tan fácil???" con tono de incredulidad y sorna es de muy mal gusto, poco educado y -digámoslo claramente- patético. Una persona medianamente inteligente -y no me refiero a inteligencia académica- no necesita apabullar al resto para sentirse importante; por el contrario, si ve que a alguien le cuesta hacer algo que para ella es sencillo, ofrece ayuda y de buena manera, sin por eso creerse dueña de la verdad ni terminar con complejo de superioridad. Y si no quiere ayudar, se calla. Habemos personas a quienes la tabla del 1 nos trajo pesadillas.
Mi tabla del 1 perpetua es la cocina. Soy un desastre y con suerte hago un arroz comestible.
2 Comments:
¿arreglando la casita? esta quedando bonita, bien piola, pero...¿y ese gato gigante? ¿quieres espantar a Distémper?
(je je je...)
Saludos.
W.
En realidad, hay alguna gente que tiene la tendencia a opinar sobre asuntos que no le competen y a los que no han sido llamados.
No hay que hacer caso, generalmente, los prepotentes intelectuales disfrutan llamando la atención. La gente de verdad inteligente (y he conocido alguna) no se nota que lo es, salvo que uno la conozca de verdad. Y cuando notan a alguien complicado, lo ayudan, no huevean.
Saludos.
PD: a todo esto, en verdad escribes muy bien.
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