Maldad: fantasía v/s realidad
Durante muchos años, fui incapaz de sentir rabia hacia alguien que no fuera yo misma. Aguantaba las cosas más insólitas, totalmente impasiva y con una sonrisa en la cara, hasta el momento en que me encontraba sola y me reprendía a mí misma: "¡¿Cómo puedes ser tan %$@~#~€ que aguantaste eso?!" Con el tiempo, fui aprendiendo y aceptando que la rabia en sí no es algo negativo, sino un sentimiento más dentro del amplio espectro de sentimientos de que somos capaces. Lo que puede ser muy malo es la forma de manifestar esta rabia.
En este momento, además de muchísima pena, tengo también mucha rabia y no dirigida a mí misma, precisamente (aunque algo de eso hay -y la pena supera la rabia 10 mil veces). Ahora entiendo que es sano sentirse así y aceptarlo. El problema es que, dentro de mi rabia, me he sorprendido a mí misma con la cantidad de ideas que se agolpan en mi cabeza. Miles de formas de "devolver la mano", de "desquitarme", surgen a partir de la nada y en los momentos más insólitos.
Yo siempre me he considerado una persona buena. Jamás he dañado a nadie intencionalmente, ni siquiera cuando me "picaba" con alguien de niña. Las cosas que anidan en mi cabeza (sí, porque surge una idea y la planifico hasta el más mínimo detalle) no van a salir de ahí, jamás las pondría en práctica porque no es correcto -y todavía quiero demasiado a esta persona (cosa que espero pase pronto -cada día que pasa me decepciona un poco más). Y entiendo que la intensidad de la rabia es directamente proporcional al daño y al dolor que siento - lo cual va ligada directamente al amor (entiéndase en buena, según los parámetro de CS. Lewis.) que tengo a dicha persona. O sea, si fuese alguien sin importancia, un antiácido con aspirina (y YASTÁ!!).
Aunque el daño fue muy grande, prefiero simplemente dejar las cosas como está y cachar, ya que a estas alturas ni siquiera depende de mí, considerando que YO no he hecho nada malo. Aunque el proceso de olvidar sería de verdad demasiado largo... ¿amerita borrar todo lo bueno junto a lo malo? ¿Alguien vio Eternal Sunshine of the Spotless Mind?En fin, hay que vivírselo. Pero no puedo evitar cuestionarme, ¿soy realmente una persona buena? ¿Acaso fantasear con "devolver la mano" no es al final lo mismo? ¿Es disculpable pensar cualquier cosa, con tal de que no lo llevemos a la acción?
Conversaré esta noche con mi almohada.
1 Comments:
Hay una diferencia entre sentir y consentir. La mente y el corazón trabajan, muchas veces, sin permiso. Me acuerdo que había una polola de un gran amigo que me encantaba. Claro que "sentía" cosas por ella, física y emocionalmente, pero nunca "consentí" en el asunto, es decir, nunca intenté nada y, en el fondo, me encantaba ver a este amigo mío feliz, con una cabra buena y bonita.
Quédate tranquila, no eres mala. No has consentido. Tu mente trabaja espontáneamente; sí, pensar es espontáneo en el hombre, así es la especie: el cerebro trabaja incluso durmiendo. Y las mociones del corazón trabajan igual.
Te digo esto porque queda claro que no le deseas mal a nadie. Quieres defenderte, nada más y no hay nada más justo que eso, sobre todo cuando a uno le han hecho daño antes. No conoces el odio, eso no lo tienes en el alma,un alma que todavía es de niña, transparente como el cristal e intacta como la nieve eterna. Fíjate en lo siguiente: lo que realmente te molesta, lo que te complica, no es que te hayan hecho daño, sino que tú tengas a veces el impulso de devolver ese daño; estás más preocupada de no dañar a alguien que se merece el castigo, que de cuidarte a ti misma. Perdón, pero eso se llama bondad. No eres mala, tienes pena, combinada con impotencia, que provoca rabia y eso no tiene nada de malo.
Dos palabras sobre la rabia. La rabia no es siempre mala, pero envenena el alma si es muy frecuente. Además, tiene la mala costumbre de ser cada vez más intensa y agarrar dinámica propia. Y, en ese punto, como no tenemos dónde descargarla, generalmente va explotando a chorros, sobre gente que nos quiere y no se lo merece.
Y eso, ánimo. Pasa un feliz 18, carretea harto, celebrando a la bandera de la estrella solitaria, grande y brillante como tu alma buena.
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