Siempre se repite la misma historia...
Esto va a sonar muy parecido a mi post de navidad, pero qué diablos...
Acaba de pasar el 14 de febrero, famoso por celebrar el día de San Valentín o, como lo conocemos en nuestro país, el Día de los Enamorados. Me llama la atención cómo, a medida que se aproxia tan eximia fecha, las tiendas se van llenando de afiches en rojo y su gama (rosas, fucsias), en su mayoría mostrando corazones y una variedad de animales de todos tipos y tamaños portando letreritos que dicen "Te amo" y todas sus variaciones que -seamos francos- no son muchas. Las florerías tratan de vender lo más posible, haciendo gala de sus más lindos ejemplares partiendo por la tradicional rosa roja; lo restoranes crean un menú especial y ambientan el lugar acorde a la ocasión, con luces bajas y música suave para una atmósfera de romanticismo. Las parejas se ven felices de la mano, las mujeres portando sendos ramos de flores y una sonrisa de oreja a oreja, en tanto los hombres sonríen satisfechos por haber hecho felices a sus chicas en este día tan especial, y ojalá en la noche les toque... Y, mientras hombres y mujeres se desviven pensando en cómo satisfacer a sus parejas en este día, una porción pequeña de nuestra sociedad se frota las manos como moscas y sonríen: si se les mira atentamente, es factible ver el signo $$ brillando en sus ojos y la billetera engordando gradualmente.
¿Y dónde están las parejitas felices los restantes 364 días del año? Porque este espectáculo es muy lindo, de verdad, pero ¿se han dado cuenta de que en su mayoría se limita a esta fecha particular? De la cantidad de tiernísimos hombres que vemos comprando rosas, chocolates, joyas, para su media naranja, o invitándola a cenar a algún sitio simpático... ¿cuántos sirven a sus novias desayuno a la cama, aunque sea una vez al mes? Y de esas mujeres que le compran a su novio el perfume regalón, aquel cd que tanto querían o el dvd con la última película de Vin Diesel... ¿cuantas se preocupan de seducir constantemente a sus parejas y estar siempre bien depiladas?
Es linda la intención, de verdad que sí, pero a veces cuestiono el valor de estos gestos románticos, pues veo en ellos un gesto obligado. A fin de cuentas, eso es el Día de los Enamorados. Por todos lados te bombardean con el mensaje de que tienes que comprarle algo a tu pareja: y eres lo peor, que te pudras en el infierno de la soledad, si no lo haces. Es cierto que es agradable recibir flores, pero a mí me gustaría recibirlas el 15 de febrero, el 28 de marzo, el 04 de abril, el 17 de mayo...
¿Se entiende?
Acaba de pasar el 14 de febrero, famoso por celebrar el día de San Valentín o, como lo conocemos en nuestro país, el Día de los Enamorados. Me llama la atención cómo, a medida que se aproxia tan eximia fecha, las tiendas se van llenando de afiches en rojo y su gama (rosas, fucsias), en su mayoría mostrando corazones y una variedad de animales de todos tipos y tamaños portando letreritos que dicen "Te amo" y todas sus variaciones que -seamos francos- no son muchas. Las florerías tratan de vender lo más posible, haciendo gala de sus más lindos ejemplares partiendo por la tradicional rosa roja; lo restoranes crean un menú especial y ambientan el lugar acorde a la ocasión, con luces bajas y música suave para una atmósfera de romanticismo. Las parejas se ven felices de la mano, las mujeres portando sendos ramos de flores y una sonrisa de oreja a oreja, en tanto los hombres sonríen satisfechos por haber hecho felices a sus chicas en este día tan especial, y ojalá en la noche les toque... Y, mientras hombres y mujeres se desviven pensando en cómo satisfacer a sus parejas en este día, una porción pequeña de nuestra sociedad se frota las manos como moscas y sonríen: si se les mira atentamente, es factible ver el signo $$ brillando en sus ojos y la billetera engordando gradualmente.
¿Y dónde están las parejitas felices los restantes 364 días del año? Porque este espectáculo es muy lindo, de verdad, pero ¿se han dado cuenta de que en su mayoría se limita a esta fecha particular? De la cantidad de tiernísimos hombres que vemos comprando rosas, chocolates, joyas, para su media naranja, o invitándola a cenar a algún sitio simpático... ¿cuántos sirven a sus novias desayuno a la cama, aunque sea una vez al mes? Y de esas mujeres que le compran a su novio el perfume regalón, aquel cd que tanto querían o el dvd con la última película de Vin Diesel... ¿cuantas se preocupan de seducir constantemente a sus parejas y estar siempre bien depiladas?
Es linda la intención, de verdad que sí, pero a veces cuestiono el valor de estos gestos románticos, pues veo en ellos un gesto obligado. A fin de cuentas, eso es el Día de los Enamorados. Por todos lados te bombardean con el mensaje de que tienes que comprarle algo a tu pareja: y eres lo peor, que te pudras en el infierno de la soledad, si no lo haces. Es cierto que es agradable recibir flores, pero a mí me gustaría recibirlas el 15 de febrero, el 28 de marzo, el 04 de abril, el 17 de mayo...
¿Se entiende?
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