lunes, febrero 14

El nombre de la rosa - Umberto Eco

¿Han leído alguna vez las historias de Sherlock Holmes y ciertos cuentos de Edgar Allan Poe (como "Los crímenes de la calle Morgue")?

Pues bien; las dos primeras claramente se parecen. Ambas son historias de detectives que se enfrascan en el esclarecimiento de diferentes misterios, generalmente -pero no siempre- asesinatos extraños que la mente común es incapaz de resolver.

El nombre de la rosa, aunque diferente en su estilo, tiene bastante en común con estas narraciones. Escrita en 1980, la historia central de esta novela -ambientada el el siglo XIV- trata de la empresa del monje Guillermo de Baskerville por aclarar una serie de crímenes acontecidos en una abadía en algún sitio de Italia. Mediante la narración de Adso de Melk, aprendiz de Guillermo, conocemos la serie de sucesos vividos años antes en dicho lugar. Abbone, el abad de esta institución, pide a este hombre, famoso por sus capacidades de deducción y seguidor de Roger Bacon, ayuda para resolver la misteriosa muerte de Venancio, un joven monje. Mediante una serie de interrogatorios e investigaciones, durante las cuales otros monjes empiezan a caer como moscas, Guillermo y Adso logran descifrar qué ocurre realmente en aquel santo lugar.

Esta novela cuenta con muchísimos personajes, lo cual a ratos hace que la historia sea difícil de seguir. Además de esto, los acontecimientos se entrelazan con una seria disputa teológica referente a la vida de Cristo y el sentido de ésta, basada en hechos históricos acontecidos a principios del siglo XIV. En ella se enfrentan dos grupos de religiosos: quienes apoyan al papa y quienes apoyan al emperador, y cada facción está representada por diferentes órdenes y sectas, de las cuales las más conocidas son los dominicos y los franciscanos. Aunque interesante en su presentación, esta lucha distrae de la línea narrativa central y puede resultar altamente confusa para el lego en estos temas.

Asimismo, el constante uso del latín en las conversaciones cotidianas puede descorazonar a quien no logra entender este idioma (entre quienes me incluyo), y las recurrentes referencias a obras y autores clásicos griegos, latinos y árabes, pueden dar la impresión de que esta novela no fue escrita para el hombre común.

Pese a lo anterior, la novela está muy bien escrita y el desarrollo de la investigación es entretenido aunque un tanto complicado de seguir. Más de alguna vez me sorprendió la agudeza de Guillermo de Baskerville y su capacidad de deducción, al estilo de Edgar Allan Poe cuando plantea en una conocida historia que "si nadie reconoció como propioel el idioma del asesino, entonces es que el asesino no habla ningún idioma". La narración se desarrolla de manera veloz, interrumpida sólo por la disputa religiosa ya mencionada. Aunque no es lo ideal, quien no se interese por esos temas y desee sólo leer una historia de misterio puede saltarse esos capítulos y no perderse lo central de esta obra.

Suponiendo, claro, que su tema central sea el misterio y no las preguntas sobre la moral y la fe que surgen de ella.

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