lunes, noviembre 14

Endogamia

Este fin de semana tuve el placer de asistir al matrimonio de una ex compañera de colegio, a quien no veía hacía unos tres años. Aunque no es el tema central de este post, diré que ella -quien siempre ha sido muy bonita- se veía maravillosa y su ahora marido tenía una sonrisa de oreja a oreja.

Además del gusto de verla a ella y a sus padres, a quienes conozco desde que tengo cinco años, me reencontré con otros compañeros de colegio, a algunos de los cuales no veía desde nuestra graduación nueve años atrás. Obviamente, la mitad de la comida fue chacharear sin darnos un respiro y ponernos al día con respecto a nuestras vidas -situación académica/laboral, vida sentimental, familia, etc.-, así como también hablar de otros compañeros que no estaban presentes. Esto último no fue en onda de pelambre (de verdad, de los que nos desagradan ni siquiera hablamos), sino para tener una idea de qué están haciendo aquellas personas de quienes -si bien es cierto nunca fuimos grandes amigos- guardamos un bonito recuerdo y a quienes tenemos cariño.

Aparentemente están todos más o menos bien, unos ya trabajando en tanto otros han extendido su período académico un poco más de lo normal, algunos casados, otros ya son padres y madres, etc.

De toda la conversación, que fue muy grata, me quedó dando vueltas una cosa, que es parte de la razón por la cual nueve años atrás opté por virarme de esa ciudad y de ese círculo, salvo contadas excepciones.


Moira: “Oye , y ¿qué es de Juanita Pérez? [compañera de curso]”
Tulio: “Está pololeando con Pedrito Rodríguez [compañero de curso]”
Moira: “Pero ¿Pedrito no pololeaba con María [del curso paralelo]?”
Tulio: “Sí, pero terminaron y ahora María está con Bonifacio [compañero de curso]"
Moira: “¿Bonifacio? ¿El pololo de la Carmelita??? [del otro curso paralelo]”
Tulio: “Noooo, pero si terminaron hace tiempo. La Carmelita está con Prudencio [ex pololo de Juanita Pérez]”
Moira: (ya medio confundida) “¿Y tú? ¿Estás pololeando?”
Tulio: “No, terminé hace un tiempo; pololeaba con la Jacinta [milagrosamente, de otro colegio]”.
Moira: (aliviada) “A ella no la conozco”
Tulio: “Sí, si la cachai, pololeó un tiempo con Gerónimo [compañero de curso]"
Moira en crisis.

Yo no sé qué tan habitual será esto en un nivel general, pero es algo que siempre me empelotó del 70% de los estudiantes de mi colegio (que era uno de los más top de la ciudad en cuanto a $$, porque si hablamos de calidad humana y nivel académico, dejaba bastante que desear): esa incapacidad de relacionarse más allá de lo que está frente a sus narices; aquella actitud sectaria con que enfrentaban el mundo y que llevó al 40% de ellos a ingresar a la universidad privada X aunque tuvieran puntajes sobresalientes, a fin de no separarse del clan y -¡oh! ¡horror de horrores!- relacionarse con rotitos provenientes de colegios fiscales o monolingües. No es hueveo lo de la universidad, que durante años fue apodada -y con justa razón- como "el 5º Medio del Colegio XXX".

La verdad es que a estas alturas, casi nueve años después de haber egresado, me provoca una profunda lástima enterarme de que la mayoría de mis ex compañeros sigue en las mismas, relacionándose con la misma gente de siempre y con cero disposición a abrirse a personas, realidades y oportunidades diferentes. O sea, yo entiendo que hay una grave escasez de hombres (me agacho antes de que me llegue el zapatazo), pero ¿será tanto como para hacer un “rotativo” -como lo denominó otra ex compañera, tan sorprendida como yo-?

Gente interesante hay, y mucha; es cosa de estar receptivo a salirse un poco de lo conocido (el equivalente santiaguino a la situación que describo sería bajar de Vitacura -no nos daba pa’ Lo Curro- e Isidora Goyenechea). Me irrita esa gente que se encierra voluntariamente en Bilz y Pap -aunque creo que todos lo hacemos en cierta medida- y no es capaz siquiera de hacer el intento por salirse de la secta (de verdad que son casi una secta). Demasiado limitada. Me asusta pensar qué valores entregarán a sus hijos, si es que alguna vez los tienen.

En fin, más allá del diálogo que transcribí no seguí preguntando, porque la risa cuasi-histérica que me provocó reconocer nombres de ex pololos y ex pololas que datan de Primero Medio -¡Primero Medio!- como parte actual de la vida romántica de otros integrantes de aquél círculo (del que agradeceré eternamente haberme escapado) casi me hizo robarle la cámara a la novia al atorarme con un sorbo de vino, que de pura cué no fue a parar a la camisa de mi acompañante.

***

Como nota al pie, debo decir que durante los trayectos de ida y regreso llegué a la conclusión de que Dieter Bohlen, del dúo Modern Talking, cantaba con un colgador en la boca. Su compañero, Thomas Anders, tuvo una metamorfosis impresionante con los años y en los últimos videos sale llico, llico, llico.

Concluí también que la empresa Emebús necesita desesperadamente comprar más DVD.

8 Comments:

Blogger Jaime Ceresa® said...
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Mish...soy el primero...en mi colegio pasaba lo mismo..mis compañeros se siguen juntando..nmo conocen gente entre ellos, se plean enmtre ellos, se cmabian de pololos y pololas entre ellos...hasta hablan con los mismos modismos de cuando salimos...y ya van a ser 10 años que salimos..

15 noviembre, 2005 14:24  
Blogger Diego said...
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jaja, muy buen recuerdo, andaba por ahí con mi colegio... jaja

15 noviembre, 2005 22:28  
Blogger Penelope Glamour said...
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En mi colegio era todavía más radical: en las fiestas que se hacían, sólo se permitía la entrada a ... gente del mismo colegio. Y pocos reclamaban. Cosas de alemanes medio nazis, pienso.
Y claro, las lolitas pololeaban con los lolitos de otros cursos y así. Siempre me dio la impresi´n de que vivíamos en una especie de pueblo tipo García Márquez y que en cualquier momento, de tanto emparejarse unos con otros (pero no con los de "afuera" uuuh, q horror!)iba a aparecer alguien con cola de chancho.

Saludos, seguiré visitando tu blog!

16 noviembre, 2005 11:18  
Blogger Loreto said...
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La verdad que por un lado tuve la suerte de haber estado en 7 colegios, o sea nunca viví en ninguna burbuja, pero mis primas que estuvieron siempre en el mismo, siguen en la misma (viviendo en un círculo).
beso

pd... me mataste con ese gato negro!

16 noviembre, 2005 23:09  
Blogger Pato Larraín said...
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Moira, se llaman Ghetos, te suenan?

Para no ser lateros y publicar coments "eternos", solo dire que la gente se reune con aquellos que cree conocer y con los cuales empatiza. Eso ocurre a todo nivel, económico, intelectual (etos últimos son terribles por cierto), de onda, de casa, etc.

Bien por la gente que logra salir de la burbuja y darse cuenta que hay más gente valiosa afuera.

Saludos
PL

17 noviembre, 2005 09:03  
Blogger Felipe Iglesias S. said...
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Yo ya a solo 4 años salidos del colegio decidí no más juntarme con esos energúmenos XD. Solo me veo con mis más a migos en fechas especiales y a los que mejor me llevo en períodos relativos de tiempo.

El colegio más que aportes trajo pelambr que de por vida permitirán ejemplificar cualquier situación de fracaso social.

Saludos and Nice to meet you!

19 noviembre, 2005 15:57  
Blogger Cristián Salvo Vulelija said...
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pueblo chico, infierno grande, dicen...

jejejeje...

en Iquique pasa lo mismo...

saludos

21 noviembre, 2005 11:01  
Blogger galgata said...
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Qué buen post!!
Si yo no hubiera venido de un colegio de puras mujeres de más que tb me habría tocado ver algo así.. jajaja

24 noviembre, 2005 23:04  

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