La colita es mía, es mía doctor...
De regreso por estas pistas luego de una larga ausencia, causada en gran parte por falta de inspiración y, por otra, debido a que pasé una breve -pero infinitamente desagradable- estancia en cierta prestigiosa clínica de origen germano, donde dejé en prenda los dos brazos y un ojo para pagar la cuenta. Estoy tipeando con un lápiz sujeto entre los dientes, picoteando como pollo. ;)
Primero que nada, me reconozco como perteneciente al sector afortunado de este país, que tiene los medios para ir a una institución de salud privada en lugar de ir a un hospital público, donde los tiempos de espera, el trato y las condiciones generales seguramente dejan mucho que desear.
Pese a lo anterior, luego de mi fugaz estadía debo decir que tengo un par de 'peros' con la Clínica Germana:
1. La puerta de mi habitación (en la unidad coronaria) era de vidrio, no totalmente transparente sino con una especie de ahumado que lo único que lograba era que el vidrio se viera plomo. Cualquiera que pasaba podía ver hacia adentro, lo cual era bastante desagradable, sobre todo si consideramos...
2. ... esas dichosas batitas abiertas a los lados. Entiendo que es para facilitar todo lo que es poner suero, conectar a los monitores de ritmo cardiaco, facilitar la auscultación, etc., pero es bastante incómodo bajarse de la cama y dejar la mitad de la ropa atrás mientras te entra viento por todos lados y cualquiera que vaya pasando por fuera pueda ver hasta lo que desayunaste esa mañana (perdón por la ordinariez, pero sigo medio picada). La verdad es que prefiero esas batas que se amarran atrás, aunque andes mostrando el culo a medio mundo.
3. Pese a lo anterior, lo que destesto, lejos, más que ninguna otra cosa, es aquel instrumento ingenioso y muy práctico (eso es innegable), que sin embargo estoy segura fue inventado con el fin de robarle a la gente el último atisbo de dignidad. La chata. Me llega a dar escalofríos de solo recordar...
Una incongruencia que ahora me parece graciosa es cómo tanto médicos como enfermeras echaban a mis padres de la habitación cuando me hacían controles y debían destaparme entera, pero hacían todo esto con la puerta semi-abierta.
Debo decir que una cosa que me preocupa es cómo la profesión médica se ha deshumanizado. No conozco el sistema público, pero en el sistema privado es cada vez más frecuente encontrarte con médicos que te revisan 15 minutos como máximo y partir de eso hacen un diagnóstico, como si lo que entrara a su consulta no fuera más que un cuerpo vacío. También hay médicos que te cobran un ojo y la mitad del otro, pero te atienden a la hora que se les da la gana y te dejan esperando horas sin ningún remordimiento. Ni hablar de aquellos que te hacen sentir ridículo por hacer ciertas preguntas y exponer ciertas dudas, como si lo que dices fuera una soberana estupidez. Tal vez lo es, pero uno no tiene por qué saberlo; por algo pregunta.
En esta clínica se equivocaron al poner mi nombre afuera de la habitación. Yo (y mi familia) se los dije desde un principio, pero nadie fue capaz de hacer algo tan sencillo como escribir "Andrea" en un papel y ponerlo sobre el otro. Me dijeron "Patricia" todo el tiempo. Un detalle tan mínimo y de tan simple solución te demuestra que no eres más que otro paciente anónimo, sólo una ficha más en la estación de enfermeras, por cuyo bienestar físico hay que velar para conservar la pega pero que como persona, como ser humano, te importa un huevo. Esperaba más de este lugar, sobre todo considerando sus tarifas, pero les aseguro que dejó bastante que desear y que nunca me han atendido mejor que mi Dr. de SALVECOR y en el Hospital Calvo Mackenna.
3 Comments:
Hola Andrea... Espero no desagradarte diciendo que soy un futuro perteneciente al cuerpo médico (para felicidad y miedo mio, me queda bien poco).
Me gusataría tratar de desmentir algo de lo que dijiste, pero concuerdo en casi todo lo que mencionaste (sobre todo a ese instrumento de la inquisición roba-dignidades), aunque debo decir (es como obvio que caería en la protección del gremio,jaJAJajJA) que varias cosas tienen su razón de ser, por irrazonables que parezcan. Y en cuanto al tiempo dedicado a tu persona, créeme que uno ocupa mas de 15 minutos, aunque no sean todos frente a ti. De lo del nombre, nada más que disculparme, yo mismo he tenido pacientes a los que he llamado por otro nombre hasta por más de una semana (problemas del oficio)
...
PD: Interesante el resto de tu blog
Sin ánimo de ofender al gremio, yo creo que la profesión médica se ha deshumanizado hasta límites casi intolerables para la gente bien nacida. Hay demasiado mercachifle dando vueltas por ahí. A mi abuela hace poco un prestigio doctor de la Clínica Las Condes le cobró 50 lucas por preguntarle si le dolía el abdomen. Nada más: fui testigo de la consulta que duró 15 segundos. Si a eso lo sumamos el desastre de la salud pública -con tanta gente defendiendo sus más egoístas intereses particulares en desmedro de los pacientes- tenemos que enfermarse es como meterse en un huracán.
Ojalá que estés bien y espero que recuperes tus miembros para que escribas más seguido. Y lo de la chata, un atentado al orgullo... Pobre Andrea. Muchos saludos.-
Mi experiencia en el "otro lado" (sector público) la puedes leer en mi blog.
La chata... ay,la chata...
Lo del nombre... uf, faltó un mínimo de tino, creo yo.
Saludos,
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